Trasladar la interioridad de un personaje a la pantalla siempre ha suscitado controversias teóricas, tradicionalmente apoyadas en la supuesta ventaja de la literatura para representar la subjetividad. Insistiendo en la naturaleza esencialmente visual del cine se ha asumido que sus personajes no deben narrarse a sí mismos: son sus acciones las que lo hacen. Esta convención entiende que privilegiar el telling (narrar) sobre el showing (mostrar) ralentiza y desdramatiza la historia. Sin embargo, la sensibilidad que pone en marcha la noción de dialogismo de Mijaíl Bajtín (1963), tradicionalmente empleada en el ámbito de la teoría literaria, propone nuevas lecturas de este conflicto. El análisis del guion cinematográfico de Adaptation (Jonze/Kaufman, 2002) nos permite entender cómo un film puede representar estados internos reescribiendo, además, una convención literaria: la del monólogo interior.