El crecimiento exponencial de la información pública disponible para la ciudadanía ha provocado la aparición de fenómenos como las fake news y la posverdad, debido a la dificultad de discernir la información verosímil de los bulos, que se abren camino con mayor rapidez por las redes digitales gracias a su conexión emocional con unas audiencias acríticas y crédulas. Las redes sociales como Twitter se han convertido en el vehículo perfecto para difundir este tipo de noticias falsas y bulos, en los que el islam es tema recurrente, y fomentar así la islamofobia. El incendio de Notre Dame en abril de 2019 fue una buena muestra de cómo en Twitter se difunden este tipo de informaciones con el objetivo de sembrar el odio hacia esta religión por parte de grupos radicales y de extrema derecha. A través de una extracción y análisis de tuits y los usuarios que los difunden, es visible cómo las publicaciones islamófobas hacen más ruido y consiguen más difusión que otro tipo de publicaciones, y que cuando se alían términos como islam con otros de actualidad suele ser para extender el odio o el miedo hacia esta religión, sembrando el desconcierto y la paranoia mediante la desinformación.