Los avances tecnológicos interactúan con la literatura, la cultura y las artes de una manera muy significativa en la última década. De ahí se ha derivado un marco de estudio, denominado Humanidades digitales, que se caracteriza, entre otros, por parámetros de una «convergencia cultural», ofreciendo nuevas posibilidades y desafíos para la comprensión más clásica de la cultura, que camina hacia un conocimiento digital y una conectividad global. Este artículo analiza distintos conceptos, como los de intermedia o transmedia, entre otros, como modelos que introducen prácticas y oportunidades para el estudio de la literatura y la cultura. Junto a estos dos conceptos, se retomarán igualmente los de hibridación, performatividad, disolución y apertura del relato, que se ilustrarán con ejemplos de diversos autores, como Celia Parra, Mónica Ezquerra o Aram Bartholl.
El hecho de definir en qué medida la literatura y las humanidades o las artes se han convertido en un campo expandido, que ha servido de modelo semiótico de discurso para otros medios emergentes, desde una perspectiva intermedial y transmedial, con un empuje agonístico, de energeia, de tensión, nos obliga a alterar nuestros modos de observar e insiste en la trascendencia de un esfuerzo colaborativo, que es el principal exponente de nuestra inteligencia colectiva.