En el artículo se propone una reflexión sobre el diseño gráfico como compendio de las tensiones y contradicciones que implica el concepto de industria cultural en la actual sociedad globalizada. El diseño surge como disciplina autónoma de la mano de las vanguardias históricas (en particular en el ámbito de la Bauhaus), y participa de sus principales inquietudes y rupturas con respecto de la concepción tradicional de arte, que en buena medida se deben al malestar en este ámbito la irrupción de los medios de reproducción mecánica y la sociedad de masas. Oscilará por tanto en una tensión entre lo artístico y lo comercial. Se intenta una clarificación acerca de su estatuto en la sociedad contemporánea, y se estudian sus relaciones con respecto a los ámbitos en que se mueve: el arte, el marketing y la estética, casi una metáfora de la propia industria cultural y sus problemas.