El presente artículo aborda el giro intimista que el cine documental ha experimentado en las últimas décadas en España. Se pretende identificar las estrategias estéticas y narrativas que caracterizan al documental en primera persona, así como sus dificultades de implementación en España debido al valor socio-histórico del género. Como caso de estudio se analiza la película Mapa (Siminiani, 2012) como práctica discursiva donde se encuentran, de manera indisociable, lo cinematográfico y la vida del autor. Mediante esto se pretende arrojar luz sobre la ambigüedad genérica del film, a caballo entre el road movie, el diario filmado y la autoficción.